miércoles, 30 de julio de 2014

SESIÓN DE LA MANO DE MIGUEL Y RAMÓN………..

Muy buenas amigos de Snowman Carpfishing, estamos de vuelta para ofreceros una nueva sesión de pesca de las que por falta de tiempo acumulábamos en el baúl, en esta ocasión tenemos de protagonistas a Ramón y Ouh-Yeah que decidieron probar suerte y tentar a los peces en busca de alguna pieza de buen porte. Después de terminar de trabajar en la tarde del viernes, se acercaron a la orilla para comprobar en primera persona el estado del lugar y poder visualizar la actividad del pez y donde se estaba produciendo, una vez sacaron conclusiones y tomaron la determinación de escoger el escenario donde plantarían el campamento base al día siguiente, decidieron cebar la zona ligeramente para tenerla al día siguiente en perfectas condiciones y tal vez, con peces moviéndose por las inmediaciones. Nuestros compañeros metieron en el cebadero un batiburrillo formado por pequeñas semillas, engodo, micropellets, boilies partidos, frolic y una pequeña mezcla molida de chufa, cacahuete, nuez y pistacho, todo ello bañado con diferentes caldos de SBS era un menú elaborado con máximo cariño y altas esperanzas de que fuera del agrado de los habitantes del lugar. Mientras Miguel se encargaba de cebar con ayuda del barco cebador, Ramón que tuvo a bien llevarse una caña para probar suerte se encontraba con una picada y la consecución de la primera captura de la sesión.

Empezaban con buen pie los compañeros y esperaban que la cosa solo pudiera ir a mejor, después de la fotografía con la guerrera carpa común capturada con una ristra de maíz bañada en el dip de Nash del mismo sabor, tocaba curar sus heridas y devolverla al agua. Con la tarea del cebado terminada y la noche apunto de envolver el lugar, era el momento de regresar a casa para descansar pues en pocas horas tocaba recargar fuerzas y afrontar la sesión de pesca. Bien temprano llegaron al lugar y montaron los equipos, en poco tiempo estaba todo listo y a la espera de recibir nuevas capturas, como la zona estaba cebada del día anterior solo recebaron mínimamente metiendo en el agua unos cuantos pellets de cangrejo, tacos de vaca y galletas de perro. La suerte estaba echada y solo restaba esperar y acomodarse en las sillas.  

Para el cebo de anzuelo, nuestros amigos se decantaron por aunar fuerzas en una compartida estrategia para abarcar un mayor porcentaje de posibilidades, buscando obtener conclusiones que pudieran ayudar en futuras sesiones de pesca, por ello, probaron distintos montajes a diferentes profundidades con múltiples cebos, destacando el grano y los boilies caseros. Como ya estaba todo preparado y sólo era cuestión de esperar, nuestros amigos mataron el tiempo reponiendo montajes perdidos en sesiones anteriores o realizando mallas de pva para tenerlas disponibles cuando fuera menester. La mañana había despertado fresca por la presencia de algunas nubes que horas después desaparecerían y dejarían paso a un radiante sol que traería sensación de gran bochorno y necesidad de buscar la sombra de los arboles cercanos.

Si el día anterior se había percibido cierta actividad en el agua ahora parecía haberse esfumado contra todo pronóstico, pasaron algunas horas sin noticias de los peces. Fue el momento en el que se troceaba una deliciosa tortilla para tomar un pequeño bocado de media mañana cuando se produjeron dos picadas instantáneamente, la primera de ellas apenas balanceó el tensor un par de ocasiones y a pesar de permanecer expectantes a la vera de la caña ésta no volvería a arrancarse, la segunda, por su parte, fue una picada bravía al inicio de la misma que dejaba entrever que una buena pieza era culpable de la picada, desafortunadamente cuando ya quedaba poco para acercar la pieza hasta la orilla, ésta consiguió refugiarse en un lateral plagado de juncos y debido al roce de los mismos consiguió zafarse del anzuelo dejando a Ramón con cara de circunstancias, la mala suerte había traído dos picadas que se iban al limbo pero al menos quedaba en el ambiente la sensación de que el pez daba señales de vida después de momentos de ausentica ausencia o inapetencia. Dicha sensación quedaría refrendada con mayor severidad cuando se producía una nueva picada que esta vez sí llegaba a buen puerto y suponía la primera captura de la jornada de la mano de Ouh-Yeah.    

Miguel tenía que correr apresuradamente para frenar la buena arrancada que se produjo, la pieza no era descomunal pero tenía nervio y eran continuas sus envestidas buscando huir, poco tiempo después ya se encontraba reposando sobre la moqueta esta luchadora común engañada con una bola casera de krill y un toque a piña del amigo Miguel, tras ser curada y devuelta al agua tocaba reponer cebo y lanzar la caña al agua. Aún estaba reciente la alegría del compañero cuando tenía que ayudar con la moqueta ante la llegada de una nueva picada, en esta ocasión el afortunado era Ramón que quería sacarse la espinita de la captura escapada anteriormente, con aguante y buena mano fue cansando al animal que poco a poco fue cediendo terreno y acercándose hasta la orilla, finalmente no se produjo ningún imprevisto de última hora y se cobró su pieza, una preciosa y sana común que devoró desaforadamente una bola casera de canela con un maíz flotante como tope, la situación estaba tomando un cáliz diferente a lo vivido en los instantes iniciales y el deseo era de ir a más. Por fin las nubes se habían ido al igual que había desaparecido el aire que dotaba al ambiente de una sensación de gran frescor, tocaba buscar la sombra e ir despojándose de ropa mientras esperaba en la mesa para comer una suculenta carne con ajillo rematada con unas patatas fritas bien crujientes, sabemos que son grandes penurias pero un Snowman está hecho de otra pasta y aguanta eso y hasta cosas peores, como repetir postre ¡ahí queda eso y no miro a nadie!

Con el incipiente sol recalentando la azotea sin compasión, no era mala idea la de darse un chapuzón en el agua, aún estaba algo fresca pero tras unos instantes braceando la sensaciones eran aliviadoras y gratificantes. En cuanto a la pesca, la cosa transcurría por los mismos derroteros de las últimas horas, picadas con cierta regularidad pero de un porte discreto, no obstante nuestros amigos estaban disfrutando de lo lindo cuando cada cierto tiempo tenían que atender a una nueva picada, se daba un intenso e interesante salto en el tanteador de capturas de los protagonistas que tornaba en un amigable a la par que distendido pique sano por alzarse con el mayor número de capturas de la sesión. Para muestra estas dos capturas de Ramón entre baño y baño, dos comunes peleonas que seguían dando fe de la buena actuación de las bolas caseras de nuestros compañeros que estaban calando hondo entre los inquilinos del charco, mención especial a las de canela y al boilie de cangrejo y kiwi.

El día se había pasado en un abrir y cerrar de ojos y como todo lo bueno toca a su fin, la tarde agonizó y pronto llegaría la noche, como la temperatura era ideal nuestros amigos decidieron aguantar un poco más en la orilla y aprovechar para cenar mientras disfrutaban de la agradable brisa que por momentos hacía que fuese necesario echar mano de la chaqueta al estar inmóvil en la silla. Después de múltiples picadas durante la tarde y tras un inesperado parón de la actividad del pez, justo cuando menos lo pensaban se produciría la que a posteriori sería la última captura de la sesión. A la cena se había unido un buen amigo de nuestros compañeros que no podía haberlo hecho antes al tener que trabajar, fue precisamente él quien se encargó de intentar sacar la pieza del agua. Pope, quien se está aficionando a pasos agigantados a ésta nuestra pasión y poco a poco va haciendo acopio de equipo, estaba disfrutando cosa mala de las sensaciones que transmitía la caña, por la forma de doblarse y la cantidad de hilo fuera del carrete todo apuntaba a que venía prendido del anzuelo un ejemplar de un tamaño superior a la media obtenida durante todo el día. El afortunado pescador se había incorporado tarde pero sin duda con buen pie y estaba disfrutando de lo lindo, tras unos instantes de adrenalina y entusiasmo Pope llevaba hasta la moqueta un bonito ejemplar de carpa común engañado con una ristra de pequeños maíces de SBS tanto normales como de pimienta, rematados con una demoledora malla de pva, un precioso pez de buen porte para poner el broche de oro a una sesión amena y entretenida, poco después de las fotografías de rigor y devolución del animal al agua, tocaba recoger los equipos y dar por finalizada la jornada de pesca, enhorabuena a los compañeros por las capturas y el buen ambiente que reinó en la sesión, una vez más os mantendremos al tanto de las atrasadas y futuras sesiones de los miembros del club, hasta la próxima amigos de Snowman……….

jueves, 24 de julio de 2014

Rememorando al río Zújar.

Desde tiempos ancestrales los asentamientos humanos se ubicaban en las riberas de los ríos, pues estos eran fuente de recursos que les proporcionaban todo cuanto necesitaban para sobrevivir, agua, alimento y lo más importante, formaban parte de una comunidad.

El majestuoso embalse de la serena, gigante entre los gigantes, retiene las aguas de varios ríos menores en la provincia de Badajoz, pero su principal tributario, el río Zújar, es un río que guarda aún en su profundo cauce las historias de muchas generaciones de ribereños que distraían su tiempo de asueto en las arenosas orillas del serpenteante afluente del Guadiana. Un río, el Zújar, que era un lugar de encuentro y relaciones en la vida de las gentes ribereñas, un río con historia, historias de hombres, mujeres y niños que han crecido entre adelfas, juncos y tamujos, niños que han vivido innumerables aventuras jugando y pescando a la sombra de sus puentes romanos, aventuras e historias de una época en que las gentes percibían el tiempo de una forma diferente, gentes que entendían una forma más simple y distinta de pasar por la vid, gentes felices que dejaron las orillas impregnadas con la historia de sus familias, historias que ahora están sepultadas bajo las aguas, pero historias que perduran en el recuerdo de todos aquellos que alguna vez escribieron un renglón de sus vidas a orillas del río Zújar.

Antiguo cauce del Zújar, ahora, cola del embalse de La Serena hacia Belalcazar.

Puente de Capilla lugar de encuentro, ahora sepultado bajo las aguas de La Serena.

Un día cualquiera en la vida de niños y jóvenes. Tras el puente, un antiguo molino, una muestra de la importancia del río en la vida de los pueblos ribereños.

 Día familiar a orillas del río Zújar.

Una tarde de pesca a la sombra del puente romano, ahora bajo las aguas de La Serena.

Arte rupestre esquemático junto al río Zújar, ahora perdido bajo el agua.
Esta piedra es el ejemplo físico de uno de esos renglones que han quedado grabados a orillas del río Zújar, un río plagado de historia y de historias de sus pobladores, un río que ha forjado el carácter de sus gentes, un río, en cuyas orillas engullidas por el embalse de La Serena, aún resuenan las voces, gritos y risas de hombres, mujeres y niños que han crecido junto a ellas, un río, como tantos otros que se han perdido, que siempre quedará en el recuerdo de aquellos que un día lo vieron morir.

Vista actual, bajo estas aguas permanece escondido el río Zújar.

Gracias a Jose Vicente Estrada, que me ha proporcionado las fotografías que representan la importancia del río Zújar en el día a día de las gentes de su pueblo. Para ti y tus paisanos.

martes, 22 de julio de 2014

Los plásticos de Carp Zone.

Las altas temperaturas y la hiperactividad del cangrejo hace indispensable el uso de cebos de plástico en el hair, y para cubrir las necesidades de los pescadores, la prestigiosa marca Italiana Carp Zone, se sube al carro de las imitaciones de cebos para suplir la necesidad de esquivar a los voraces, molesto y dañinos crustáceos de agua dulce que.
Fabricados con plásticos de alta calidad y gran absorción que favorece en ellos la infiltración de remojos. Diferentes colores de alta visibilidad con variedad de formas, respetando la morfología del grano natural en las imitaciones de maíz y chufa.
La mejor opción para garantizarnos una buena defensa contra el cangrejo.

jueves, 17 de julio de 2014

Pescar en verano. Buscando eficiencia.

¿Os ayudarán 4 fotos y 3500 palabras?... Espero que por lo menos os den ideas y ganas de ponerlas en práctica.
Se instaura el verano plenamente y los días de pesca ya no son tan agradables como hace tan solo unas semanas, por eso, he querido recuperar un artículo sobre la pesca de la carpa en esta época, del que en su día, se extrajo una parte que fue publicada en la revista Carpamania como consecuencia de la llegada de las altas temperaturas. Ahora creo que es buen momento para publicar la versión completa en el blog de Snowman Carpfishing con el objetivo de ayudar a aquellos carpistas que ven en esta época el periodo más duro para el carp fishing, sin olvidar de todos esos que, independientemente de las condiciones ambientales,  no pueden dejar de practicar esta afición.
Examinando la cuestión.
Tenemos el concepto generalizado que la práctica del carp fishing requiere de la realización de largas sesiones en las que permanecemos innumerables horas junto a la orilla esperando que los peces sean benévolos e incautamente se dejen engañar por nuestra estrategia desplegada para conseguirlo, pero… ¿Es totalmente necesario estar tantas horas esperando que los peces quieran tomar nuestro engaño?.
En primer lugar, si analizamos con meticuloso rigor las sesiones de larga duración en la orilla de un lago, embalse o río, puede que concluyamos; que estas las realizamos más por placer que por imperiosa necesidad en la conclusión de resultados y, aunque habría que matizarlo mucho, la afirmación anterior contiene una parte burlesca con un gran punto de realidad, o quizás me equivoque y solo contenga la parte de la broma o, ¿solo la de realidad?. En cualquier caso, de lo que sí estoy totalmente seguro es, que sea como fuere, disfrutamos todo el tiempo que pasamos en la orilla, sea para recreación personal, para devanarnos los sesos en busca de los por qué, o sea compensando las dos posibilidades anteriores y simplemente gozar pescando… no sé realmente por qué, y aunque el tema vaya al hilo, se me hace un batiburrillo en la cabeza que me desvía del principal asunto que quiero tratar, así que al lío.
Una sesión de larga duración, entendiendo por ello sesiones superiores a tres días de pesca continuada, -es al pescador como el tiempo al vino-, pues todo el tiempo que pasemos junto a la ribera de un río, lago o embalse nos hará mejorar si prestamos atención y nos interesamos por lo que sucede a nuestro alrededor, cavilando sobre las circunstancias que se van aconteciendo a lo largo de la sesión. Cuando somos activos mentalmente durante los largos periodos de pesca, se nos plantean tantas preguntas como situaciones, circunstancias o cambios se van produciendo con el paso de las horas y, por lo general suelen ser muchas las variaciones que nos acontecen. Por cada pregunta a las eventualidades que sobrevienen es probable que nos auto propongamos más de una teoría como posible respuesta, en ocasiones tantas posibilidades que se convierte en un juego de azar decantarnos por un de ellas, siempre con la esperanza de haber elegido la más acertada. Pero esto no es algo exclusivo, esto es algo que sucede en cualquier sesión, independientemente de la duración de la misma, porque si hay algo que embellece y engrandece este deporte es precisamente eso, la enorme cantidad de factores y variables que intervienen en cada sesión y que pueden influir de forma positiva o negativamente en el resultado final de la misma.
Debido al colosal número de variantes que nos podemos encontrar durante una jornada de pesca, el tiempo dedicado a una sesión juega un importante papel que puede inclina la balanza del éxito hacia nuestro lado, ya que disponer de ese tiempo nos permitirá realizar cambios en nuestras técnicas y estrategias a demanda de la evolución de la sesión, intentando que los beneficios del factor tiempo caigan de nuestro lado. Pero hay que tener presente que los resultados nunca están asegurados por mucho tiempo y cambios que realicemos durante nuestra pesca, siendo este otro de los motivos por los que a tantos nos tiene seducidos este deporte.
Por los motivos antes descrito, podemos concluir que las sesiones de larga duración son la forma más idónea de llegar a conseguir resultados, pero no siempre se dispone de tiempo suficiente, existiendo diferentes circunstancias que pueden condicionar nuestro tiempo de permanencia en acción de pesca, lo cual limita y merma considerablemente nuestras posibilidades de reacción ante una situación adversa en la que no conseguimos los objetivos fijados, siendo una de las principales causas la falta de tiempo libre, una limitación a la que todos estamos sujetos por diversos motivos.
Aprovechando el tiempo.
Porque no solo la falta de tiempo libre para dedicarlo a la pesca es el causa que puede limitar nuestras sesiones, hablaremos de otra circunstancia que está muy ligada a la época del año en la que nos encontramos; las altas temperaturas. La climatología que encontramos en este periodo hacen muy duro permanecer durante días junto a la orilla tratando de encontrar la estrategia, la técnica y el momento para engañar a las ahora perezosas carpas. De aquí, realizando un ejercicio de observación y reflexión durante una de estas sofocadoras sesiones llegué a la conclusión que, especialmente en este periodo en el que la temperatura ambiental y del agua es muy alta, la actividad de los peces disminuía drásticamente y se centraba, aún más acentuadamente que en otras épocas, en algunos momentos puntales del día, convirtiendo las sesiones de pesca en menos agradables, provechosas ni rentables como deberían o nos gustarían. Así que puse en práctica uno de los puntos fundamentales del carp fishing antes de realizar una sesión como es; la observación. Todos sabemos que la localización de los peces es una acción primordial a la hora de elegir un puesto de pesca en el que practicar nuestra pasión con ciertas garantías de éxito, pero… ¿y si no solo localizamos los peces?.
La respuesta más lógica a la pregunta anterior sería otra pregunta, -¿y qué más busco?-. Al menos esta pregunta me hice yo, y de ahí surgió la idea de no limitarme a buscar la actividad de los peces, sino, que una vez localizados estos, anotaría la hora en la que había observado la actividad. Con esta idea mi intención era determinar en qué momento o momentos del día los peces se mostraban más activos en una zona determinada, y por ende, aumentar así la posibilidad de conseguir alguna captura sin necesidad de soportar inútilmente el sofocante calor que sufrimos en esta época del año.
Con la idea bien clara y definida prospecté un pequeño escenario para poner en práctica lo que de momento, era solo una tesis, aunque desde mi punto de vista parecía una buena idea que había que poner en práctica y probar los resultados que ofrecía, y con este planteamiento me lancé a la faena

Buscando actividad.
Decidido a dedicar todo el día a la tarea que me había propuesto, me colgué la mochila y comencé a caminar por diferentes partes del escenario de pesca que había elegido en busca de cualquier signo de actividad que delatara la presencia de peces. Al tratarse de un lugar de reducidas dimensiones, no tardé mucho en identificar varias zonas propicias a las que los peces pudieran acudir a alimentarse. Durante estos paseos el sol brillaba cada vez más alto y la temperatura ambiental pasaba de ser bochornosa a asfixiante, por lo que era imperiosa la necesidad de buscar resguardo, y así me aposté al amparo de una la sombra para observar durante largo tiempo las zonas que, a priori y desde mi intuición, podrían ser  más factibles para encontrar algún signo revelara que en ese lugar se estaba alimentando algún pez.
Ni siquiera estar en una zona de sombra apaciguaba el sofocante calor que estaba haciendo, y sin decaer por ello, continué en busca de alguna señal de los peces y la insistencia dio sus frutos al localizar actividad en algunas de las zonas que había pronosticado, sobre todo en dos puntos concretos la evidencia de que los peces se estaban alimentando era incuestionable. Mi planteamiento de localizar los peces y el momento en que estos se encontraban activos obtenía un claro ejemplo que apoyaba la idea, pues los peces aparecían, se alimentaban, y tan rápido e inesperadamente como lo hacían, desaparecían de escena volviendo al lugar la quietud que predominaba en el entorno. Pude registrar en una nota dos lugares y las horas en las que había divisado actividad en cada uno de ellos, así que me di por satisfecho y dejé atrás el caluroso escenario para al día siguiente poner en práctica la teoría..
El día de la prueba.
Había llegado el momento de poner en práctica la nueva estrategia y debo reconocer que no las tenía todas conmigo, pues albergaba algunas dudas por el hecho de pescar durante un espacio de tiempo tan reducido en unas condiciones tan desfavorables, en las cuales acostumbramos a el spot más adecuado y pescarlo durante el mayor tiempo posible, para así estar en disposición en el momento que los peces aparezcan para alimentarse.
Llegué a la zona a media mañana, con hora y media de anticipación sobre la hora anotada el día anterior como el momento de actividad, y con el sol ya a máxima potencia sobre mi cabeza, desplegué el material para comprobar si la estrategia sería acertada o no. Reconozco que el fuerte calor y la inacción del lugar me hacían dudar sobre lo que estaba a punto de perpetrar, pero teóricamente tenía bastante sentido, así que, con diligencia preparé todo. Tocaba pescar la primera zona, en la que dispuse dos cañas ubicadas a unos tres metros una de otra entre ramas semi sumergidas bajo la zona sombría de un eucalipto que se enraizaba y erguía robustamente junto a la orilla, un lugar que daba toda la impresión de ser una zona habitual de alimentación, por lo que no debía alterar demasiado el área con cebo que normalmente no se encuentra allí, así que, decidí acompañar el montaje con una pequeña malla de PVA rellena de un triturado de chufa, utilizando un line aligner para presentar una chufa natural coronada por un artificial flotante que dejaba el conjunto suspendido, rozando ligeramente el fondo. En el otro montaje exhibí únicamente artificial de plástico en un montaje whitty pool que se elevaba del fondo unos tres centímetros. Estas presentaciones pueden contraponerse con la pretensión de no alterar demasiado el área de alimentación natural pero, todo tiene un propósito cuyo por qué quedará patente más adelante.
Las artes estaban preparadas y las presentaciones ubicadas en los lugares que creía más apropiados, solo faltaba esperar. Iba transcurriendo el tiempo y se aproximaba la hora en la que el día anterior había visto a los peces pulular por la zona, aunque de momento solo había divisado por las inmediaciones al animal que menos quería ver por allí, una tortuga. No era el galápago leproso el visitante que deseaba por la zona, pero es lo que tienen nuestros ríos y embalses en épocas de tan altas temperaturas, y la incertidumbre por la presencia del quelonio se apoderaba de mí. La hora fijada ya había pasado, y aunque algo impaciente, no podía pretender que los peces hicieran gala de una puntualidad inglesa, y cuando menos lo esperaba, aparecieron las primeras burbujas cercanas a los montajes que rompían la monótona placidez de la superficie del agua, pero dudaba si se trataría de un pez o de la tortuga que vi merodeando por la zona, aún así, el nerviosismo por ver las pompas de aire sobre el agua iba creciendo cuando de repente, se produce una fuerte picada. Sabía que tenía que ser rápido en la recuperación de la presa con el fin de alejarla lo antes posible de la zona de ramajes sumergidos donde se encontraba, y un vigoroso tirón de la caña fue suficiente para que el pez se dirigiera hacia una zona más abierta en la que pude darle más tregua y pelearlo con mayor tranquilidad. En poco tiempo tenía una bonita carpa reposando sobre la moqueta y la satisfacción de haber acertado con el spot y la estrategia de pescarlo en un determinado momento, pues la diferencia entre la hora anotada el día anterior y la hora en la que se produjo la picada solo era de unos 15min, por lo que la prueba había sido superada, al menos en esta zona. Tras inmortalizar el momento ya era hora de recoger y dirigirme a la segunda zona seleccionada el día anterior.
El paseo hasta el segundo punto lo hice henchido y animoso por el éxito obtenido anteriormente, y tras un momento de descanso a la sombra para recuperarme del sofocante calor, me dispuse a preparar de nuevo las artes. Esta era una zona más limpia y abierta que la anterior, flanqueada en la orilla cercana por densas junqueras que daban una sensación de frescura que de ningún modo se correspondía con la condición ambiental del momento, aunque sí mucho más agradable para mí, pues a diferencia que la anterior zona, esta zona tenía abundantes árboles cuya sombra me protegía y aliviaba en cierta medida, del incesante azote del sol.
Utilicé la misma técnica en la presentación de los cebos, y una vez en sus emplazamientos, solo faltaba esperar y que la fortuna me sonriera como hacía tan solo unas horas. Esta vez la espera se hacía más liviana, y no solo porque ahora me encontraba a la sombra de los árboles que protegían la orilla, sino, porque el hecho de haber logrado el objetivo en el lance anterior, ya era una estimulante recompensa, aunque había que reconfirmar el acierto de la estrategia de pescar a determinadas horas del día, e hidratándome bajo la amable sombra de los árbol que me circundaban esperaba a que transcurriera el tiempo y se aproximara el momento en el que presumiblemente harían acto de presencia los peces.
Para amenizar el tiempo de espera, decidí preparar algún bajo por si necesitaba cambiar de técnica para solventar la situación, pero mientras finalizaba la confección de un bajo para pescar en superficie, y aún faltando unos veinte minutos para que las agujas del reloj alcanzaran la hora prevista de la actividad observada en la jornada anterior, se produjo un leve toque en la caña que estaba ubicada cerca del grupo de junqueras que se encontraban junto a la orilla. El péndulo cayó lentamente y la línea se mantuvo lasa sobre el agua durante un tiempo, hasta que esta comenzó a estirarse despacio pero sin detención hasta alcanzar la tensión suficiente que hizo elevarse pausadamente el péndulo. Tenía la caña asida con fuerza antes que la bobina diera la primera vuelta que indicara que el pez estaba clavado, y aunque generalmente esperaría a que esto sucediera, en esta ocasión estaba totalmente seguro que el pez se encontraba bien prendido al otro lado de la línea, algo que se confirmó con la primera tensión que apliqué al sedal. La carpa se defendía ferozmente intentando llegar hasta la protección de las cercanas junqueras, pero yo sabía que aunque eso sucediera, no me supondría ningún problema apartarla de ahí para finalmente hacerme con ella. Con serenidad fui acercando la carpa hacia mí, cansada asomó la cabeza tomando una bocanada de aire que indicaba que su capitulación era inminente. Totalmente agotada y rendida reposaba la carpa dentro de la sacadera, se trataba de una carpa común de sana y fuerte figura que de nuevo, y esta vez en una zona diferente, corroboraba la eficiencia de la estrategia de localizar el lugar y el momento en el que los peces se alimentaban en una determinada zona.
Siempre me emociono con la picada y captura de cualquier pez pero, con este lo hice aún más, este pez se había convertido en la prueba que confirmaba una teoría, una idea que me había asaltado durante una sesión de calor extremo, durante una jornada con un ambiente tan ardiente que, no era ninguna locura pensar que los pensamientos e ideas que me surgían en ese momento pudieran ser delirios por un golpe de calor. Sin duda estoy exagerando un poco, pero solo un poco, porque es algo que puede suceder debido a las altas temperaturas estivales.



Aclarando algunas cuestiones anteriores.
¿Por qué cebos artificiales?.
Un punto muy importante en la pesca veraniega a la hora de conseguir resultados es, la elección acertada de la presentación y del cebo a utilizar, elementos fundamental para extraer el máximo provecho a esos momentos que yo he definido como; “HORA FELIZ”. Tener muy claro el cebo que vamos a usar en nuestra presentación es de suma importancia, pues las especiales condiciones que encontramos en los escenarios de pesca en esta época nos obligan a utilizar técnicas extraordinarias. Extraordinarias al menos para los que somos fervientes defensores de la pesca con boilies o semillas ante otras posibilidades.
Aunque siempre contamos con la ayuda de la chufa como la solución de cebo natural en esta época del año, no siempre es la apuesta más acertada, debido a que su eficacia estará condicionada a la población de galápagos, cangrejos y la cantidad de alimento que estos puedan encontrar en el escenario, porque estos voraces oportunistas en situaciones de superpoblación o escasez de alimento, también darán buena cuenta de este dulce tubérculo. Por eso es más conveniente asegurarnos, aunque puede que tampoco sea la solución definitiva, usando cebos artificiales en el montaje que nos proporcionarán mayores garantías sobre su permanencia y óptimas condiciones en la presentación para cuando llegue el momento en que los peces vayan en busca de alimento, pues en esta época del año, y sobre todo en determinados lugares, los cangrejos y tortugas pueden hacer desaparecer los cebos naturales en cuestión de minutos, y nosotros, al recuperar la caña tras no obtener resultados, terminar maldiciendo a estos animalitos al ver nuestro montaje desprovisto de cebo. Así, la única forma con la que casi asegurarnos, que no en todos los escenarios las tendremos todas con nosotros, es utilizar los llamados cebos de imitación; maíces, chufas, pellets, asticot, etc. imitaciones en plástico de cebos naturales que tanto están proliferando en el mercado, y que día tras día ganan más partidarios de su utilización debido a los buen resultado que ofrece su uso en escenarios donde, debido a la gran población de cangrejo y tortuga, es imposible pescar con cebos naturales.
¿Por qué la presentación equilibrada y flotante?.
Dejando claro que estas presentaciones no son las únicas posibilidades a usar, aclaro el motivo por los cuales me decanto por ellas. Por un lado mis conjeturas sobre el comportamiento de los peces me hace pensar que en estas condiciones su conducta es un tanto errática, además que posiblemente desconfíen de cualquier cosa que se salga de lo común en la zona que habitualmente frecuenta para alimentarse, pero algo anormal que se eleva del fondo sobre otros posibles alimentos de la zona, llamará la innata curiosidad del pez sobre nuestro engaño, y una vez conseguido esto, es cuando entra en acción las características del montaje. El comportamiento de este tipo de montajes es la clave para conseguir que el pez, aunque no tome el engaño con decisión, este quede clavado. Debido al liviano peso del cebo, el anzuelo se introducirá en la boca del pez con cualquier leve succión de comprobación que este efectúe sobre él, clavándose este en su labio en el momento que el pez intente rechazar el engaño.
Bueno, estas son las teorías por las cuales me he decantado por el uso de estas presentaciones, y aunque posiblemente otras también funcionen, estas ya me han resultado muy efectivas.
Concluyendo.
Casi se podría definir esta práctica como una nueva estrategia dentro de nuestra pesca, pues se trata de; “localizar los peces en el tiempo y el espacio, no solo en el espacio como es lo habitual antes de nuestras sesiones”.
Esta práctica de observación nos permite tener localizadas las zonas donde los peces se muestran más activos y además, los momentos en que los peces, tan indolentes como se muestran con las altas temperaturas, inician ese pequeño periodo de tiempo en el que su instinto les obliga a alimentarse.
Si tuviera que destacar algo para extraer de este texto, sería lo significativo del uso del cebo y la técnica adecuada, pues esto será pieza fundamental del éxito de la sesión que, principalmente estará basada en una acertada elección del momento y el lugar donde poner nuestro engaño. Porque en esta época, las insufrible temperaturas nos ofrecerán la visión, casi apocalíptica, de un entorno en el que se ha extinguido todo ser viviente, porque no es el verano el mejor momento para pasar horas y horas esperando que un pez quiera tomar nuestro cebo, pues las condiciones ambientales nos harán maldecir el verano y sobre todo, la maldita hora en la que decidí realizar esta sesión. Pero bueno, nunca dijo nadie que pescar fuera solo disfrutar, en muchas ocasiones hay que sufrir para conseguir el éxito, aunque  no está de más poder reducir al máximo los momentos de penuria.

Mucho cuidado con el sol y las altas temperaturas, pero eso sí, disfrutad del carp fishing.

lunes, 14 de julio de 2014

SALIDA SNOWMAN….………..

Muy buenas amigos de Snowman Carpfishing, tomen asiento y afinen la vista que damos la bienvenida a una nueva sesión de pesca de las que teníamos pendiente, se trata de una jornada exprés en uno de esos día raros marcados por el sol, la lluvia y el aire, pero que dadas las circunstancias no dejo mal sabor de boca, fue una de las ocasiones en las que el número de asistentes quedó menguado y finalmente los valientes que me acompañaron fueron el Capi y el dóberman Scooby. Llegamos temprano al lugar y comenzamos a montar rápidamente, la cara era golpeada por un aire bastante molesto y en el horizonte se acercaban a paso ligero unos nubarrones con muy mala baba, pero a la vez, encima nuestro reinaba un sol bastante acogedor que paliaba en gran medida el azote del aire. Tras unos minutos teníamos todo montado y la zona cebada con una mezcla de semillas muy pequeñas y algo de engodo, poca cantidad porque el pez aún no estaba demasiado activo y meter mucho cebo sería más negativo que beneficioso. Ya sólo restaba cruzar los dedos y esperar ser agraciados con alguna picada mientras nos refugiábamos en el paraguas para parapetarnos del aire.

A pesar de no percibirse actividad alguna en el agua y estando el sitio cebado poco tiempo, cual presagio abrieron las nueves y dejaron un cielo azul y despejado que vino acompañado de unos cuantos toques en las cañas, comenzamos perdiendo dos piezas que lograron emprender con acierto la huida, y justo cuando la sensación agridulce de la mala suerte rondaba el ambiente se sucedieron nuevas picadas, primero fue el Capi el agraciado en romper las tablas iniciales y se apuntó la primera captura de la sesión, una bonita común que plantó batalla y fue engañada con nuestro querido montaje “winnie the pooh” con un maíz artificial de Enterprise de piña acompañado de una malla de pva de micropellets de piña de Nash y engodo bañado en líquido del mismo sabor, una vez curada al agua de nuevo y a esperar que no fuese la última.

Contra todo pronóstico el pez se movía por la zona y comenzó a picar con cierta asiduidad, en poco tiempo llevábamos ya bastante capturas en nuestro poder, todas carpas de similar tamaño pero era más de lo que esperábamos cuando llegamos por la mañana al lugar, para muestra estas dos carpas engañadas con un pop-ups de Dynamite de coco bañada en su propio caldo cortesía del amigo Chato que elabora unas bolas y el propio remojo que son una maravilla y nos han dado peces en muchísimos lugares que hemos visitado, continuaba el aire y nubarrones que se alternaban con un cielo despejado y de un color azul intenso. Como la cosa se entonaba decidimos probar nuevos cebos en alguna caña suelta que sacamos fue del cebadero.

Comenzamos también a recebar la zona al ver que los peces estaban dando la cara, además de algo de engodo que aún quedaba en los cubos, también utilizamos tacos de vaca que se deshacen muy rápido emitiendo partículas y trabajando muy pronto, iban rociados con aceite de pescado y un poco de pimentón para darle un toque especial, con una comprobación en la orilla pudimos comprobar las burbujas que afloraban en la superficie debido al aceite y esa mancha rojiza debida al pimentón, también utilizamos algo de belachan y ajo. Tuvimos una doble picada que debido a un fallo técnico por querer estar pendiente de más cosas de las debidas a la vez, perdimos previo enredo de líneas a pocos metros de la orilla, tocaba arreglar el desaguisado mientras permanecía una única caña en el agua y la dichosa e incompresible fortuna quiso recompensarnos por el percance vivido y tuvimos que sacar del agua la única caña superviviente pero esta vez por una buena causa, el Capi se apuntaba una nueva captura, una común terca y batalladora que le hizo bregar un buen rato hasta acercarla a la orilla.
El animal estaba muy sano y con gran vitalidad, una vez fotografiada se cumplió con el innegociable ritual de devolverla al agua y tocaba reponer fuerzas después de unas horas de no parar, llevaba un tiempo rematándose a fuego lento un delicioso plato Snowman que nos acompaña cada cierto tiempo en las sesiones de pesca, unos deliciosos macarrones salvajes de la mano del Capi, la increíble mano culinaria del club, y si no que se lo digan a Ouh-Yeah que no se queda tranquilo hasta que ve la sartén vacía, esta vez le tocó perderse el probarlos pero no tardará en tener nuevas oportunidades para redimirse, ¡¡oh nena sí!!. Rematamos la jugada con unas patatas fritas mientras esperábamos que el cebo esparcido por las inmediaciones del cebadero hiciera el efecto deseado y fuéramos agraciados con nuevas picadas.

Por suerte no tuvo que pasar mucho tiempo para que este deseo se tornase en feliz realidad, las picadas seguían produciéndose a buen ritmo y contábamos ya en nuestro haber con numerosas capturas, una de ellas fue esta preciosa común que realizó una arrancada espectacular, casi se queda el carrete sin hilo, bastante castigado por roturas en sesiones anteriores y yo sin dientes por un mal amago de querer acariciar el suelo plagado de piedras, al final sólo quedo en un ligero deslizamiento cual practicante de snowboard y también resultó que ese pez que se intuía de un peso considerable se trataba de un pez menor que simplemente se mostró más bravío de lo que cabría pensar a tenor de su envergadura, no era la captura esperada pero menos da una piedra y tampoco se puede exigir demasiado a escenarios que no cuentan con habitantes demasiado contundentes. Nuestra amiga sucumbió a un chato’baits de PH acompañado de un flotante de StarBaits de algas.   
Afrontábamos ya los últimos instantes a pie de orilla y aún queríamos redondear la jornada, después de unos instantes sin noticias del pez y habiendo caído alguna que otra gota de agua entremedias, volvimos a pillar un claro y el Capi sumó una nueva pieza al zurrón particular, nuevamente el maíz flotante de piña le brindaba la oportunidad de aumentar el casillero de capturas al pelear con otro digno ejemplar, si bien no son enormes no menos cierto es que tiran de lo lindo y dejan muy cara su derrota, tras unos instantes de bonita lucha el pez llegó hasta la moqueta sin ofrecer más pelea después de una extenuante contienda, tras la fotografía tocaba reponer cebo y resguardarse pues venía un cielo negro como el tizón que era iluminado por algún que otro relámpago que avisaba de la tormenta lejana que atizaba en el horizonte.  

Fue la señal definitiva de que llegaba la hora de levantar el campamento pues el oraje se ponía rebelde y nada halagüeño, mientras recogíamos los equipos el Capi redondeo la sesión con una nueva captura de porte similar a las que habían salido hasta el momento, una común que se zampó un pop-ups de coco del que no dejo ni el tope en el hair, así se puso fin a una sesión que terminó con más capturas de las esperadas por escenario y condiciones meteorológicas pero que no hace más que reafirmar la nítida obviedad de que la pesca nunca dejara de sorprendernos y a cada paso andado más y más largo se hace el camino a recorrer. En un parón donde dejó de llover, instante en el que pudimos capturar la siempre gustosa estampa del arcoíris, cargamos los trastos en el coche y emprendimos el viaje de vuelta a casa mientras el lugar oscurecía repentinamente, todo el viaje de vuelta fue realizado bajo una llovizna de órdago que refrendó la buena elección de recoger todo antes de que nos pillase el toro, así damos por concluida esta sesión y os emplazamos a la siguiente, hasta la próxima amigos de Snowman.

lunes, 7 de julio de 2014

MIGUELIN SIGUE ACUMULANDO SESIONES………..

Muy buenas amigos de Snowman Carpfishing, para esta ocasión os traemos una nueva mini-sesión del compañero Miguelin que en los últimos tiempos se ha aficionado a ellas a falta de poder darse homenajes mayores por su ajetreada agenda. Pero dando validez a aquello de más vale poco de mucho que mucho de poco, el amigo se va metiendo en este mundillo que lo tiene que no duerme y con el devenir de los meses va acumulando escapadas y vivencias. Con la máxima ilusión y nervios contenidos de un debutante, Miguelin estaba deseoso de probar en la orilla un surtido variado de material que había comprado días antes, elegida la zona de pesca, sondeada y cebada, era el momento de preparar el trípode y los montajes y esperar a que la sesión fuera entretenida y fructífera. 
Un surtido variado de cebos fue la elección para el grueso del cebado, un batiburrillo de pellets de varios sabores y tamaños, galletas de perro, tacos de vaca y boilies, fueron los elementos principales utilizados, todo ello potenciado con diferentes aromas, el día estaba despejado y había movimiento de los peces en el agua, aún estaba el amigo terminando de montar la última caña cuando de repente: ¡¡Picadaaaa Snowmannn!!. Casi llegando y besando el santo se encontraba Miguelin, aún no había plantado el huevo como quien dice y ya estaba peleando por cobrarse la primera pieza de la sesión, al rato ya era una realidad y subía al casillero de capturas la primera común de la jornada, una carpa pequeña pero con nervio que hizo esforzarse más de lo que puede parecer a primera vista a nuestro amigo, fotografía, cura y devolución del pez al agua y a terminar de rematar el equipo que ahora había dos cañas fuera del agua, el animal sucumbió a un pellets de krill.

Poco después se encadenó una serie de picadas de pequeñas carpas que no llegarían al 1-1’5kg, no era lo que se iba buscando pero menos da una piedra y en sesiones tan cortas pues se agradece tocar escama que no es moco de pavo. Entremedias y después de haber logrado engañar también a varios ejemplares de Channel Catfish de una cuarta de tamaño salía la primera pieza que tenía un porte algo diferente y hacia más bulto, el ejemplar fue engañado con un boilie de krill y una pastilla de belachan para darle un toque especial de distinción. La mini-talla se había apoderado del cebadero por lo que se sacó una caña fuera del mismo buscando engañar a alguna pieza de mayor envergadura.
La mañana se había esfumado en un boleo y cada vez quedaba menos tiempo para bajar el telón a la sesión y comenzar a recoger cacharros, entre picada y picada de los pequeños del lugar, Miguelin aprovechaba para preparar montajes y bajos para futuras sesiones, también reponía las mallas de pva que había gastado bastantes en la sesión y ya se le veía el fondo al bote donde iban metidas, también fue el momento perfecto para degustar una rica tortilla de patatas disfrutando de la tranquilidad del entorno, envolverse con el paisaje y detener por un instante el tiempo para aislarse de la rutina y despejar la mente, es una desconexión revitalizante y gratificante. Después del delicioso almuerzo tocaba centrar las fuerzas en perseguir las últimas capturas de la sesión.

El agua era escenario de continuos saltos y burbujeos y las capturas seguían acumulándose aunque se resistían las medianas y grandes del lugar, había que conformarse con las pequeñas que no dejaban de picar, cada poco tiempo Miguelin se encontraba desanzuelando algún ejemplar en su moqueta de desenganche, ante todo cuidado y respeto a las capturas y al entorno, por encima de sacar más o menos peces, más grandes o más pequeños, disponer de muchos o pocos conocimientos, de mucho o poco material de pesca, se alza la firme convicción de respetar el medio ambiente y los escenarios visitados en los que pasamos tantas horas y los que debemos cuidar para conservar en las mejores condiciones, teniendo en la mente este punto como principal todo lo demás es secundario y en este sentido nos agrada sobremanera que los Snowman, grandes y pequeños compartan esta filosofía.
Miguelin se apuntaba una última captura antes de dar por concluida la sesión de pesca, se trataba de otra pequeña común que no pudo resistirse a pegarle un tiento a un rico pop-ups de piña en un montaje que había preparado instantes antes. Fue el momento en el que había que comenzar a recoger todo a regañadientes y con muy pocas ganas pero no quedaba de otra. La mini-sesión fue bastante entretenida y amena, fueron múltiples las capturas obtenidas y queda como futuro reto intentar engañar a los ejemplares más grandes, mientras eso ocurre nuestro amigo sigue acumulando horas a pie de orilla con sus correspondientes instantes de aprendizaje y mejora continua, acumulación de experiencia y apaciguamiento del fuego interior por ver pasar los días y semanas sin poder pasar un día de pesca, seguiremos estando al corriente de este joven gran pescador y sus progresos, os emplazamos a todos al siguiente relato, hasta la próxima amigos de Snowman…………