Muy
buenas amigos de Snowman Carpfishing, tomen asiento y afinen la vista que damos
la bienvenida a una nueva sesión de pesca de las que teníamos pendiente, se
trata de una jornada exprés en uno de esos día raros marcados por el sol, la lluvia
y el aire, pero que dadas las circunstancias no dejo mal sabor de boca, fue una
de las ocasiones en las que el número de asistentes quedó menguado y finalmente
los valientes que me acompañaron fueron el Capi y el dóberman Scooby. Llegamos
temprano al lugar y comenzamos a montar rápidamente, la cara era golpeada por
un aire bastante molesto y en el horizonte se acercaban a paso ligero unos
nubarrones con muy mala baba, pero a la vez, encima nuestro reinaba un sol
bastante acogedor que paliaba en gran medida el azote del aire. Tras unos
minutos teníamos todo montado y la zona cebada con una mezcla de semillas muy
pequeñas y algo de engodo, poca cantidad porque el pez aún no estaba demasiado
activo y meter mucho cebo sería más negativo que beneficioso. Ya sólo restaba
cruzar los dedos y esperar ser agraciados con alguna picada mientras nos
refugiábamos en el paraguas para parapetarnos del aire.
A pesar de no
percibirse actividad alguna en el agua y estando el sitio cebado poco tiempo,
cual presagio abrieron las nueves y dejaron un cielo azul y despejado que vino
acompañado de unos cuantos toques en las cañas, comenzamos perdiendo dos piezas
que lograron emprender con acierto la huida, y justo cuando la sensación
agridulce de la mala suerte rondaba el ambiente se sucedieron nuevas picadas,
primero fue el Capi el agraciado en romper las tablas iniciales y se apuntó la
primera captura de la sesión, una bonita común que plantó batalla y fue
engañada con nuestro querido montaje “winnie the pooh” con un maíz artificial
de Enterprise de piña acompañado de una malla de pva de micropellets de piña de
Nash y engodo bañado en líquido del mismo sabor, una vez curada al agua de
nuevo y a esperar que no fuese la última.
Contra todo pronóstico
el pez se movía por la zona y comenzó a picar con cierta asiduidad, en poco
tiempo llevábamos ya bastante capturas en nuestro poder, todas carpas de
similar tamaño pero era más de lo que esperábamos cuando llegamos por la mañana
al lugar, para muestra estas dos carpas engañadas con un pop-ups de Dynamite de
coco bañada en su propio caldo cortesía del amigo Chato que elabora unas bolas
y el propio remojo que son una maravilla y nos han dado peces en muchísimos
lugares que hemos visitado, continuaba el aire y nubarrones que se alternaban
con un cielo despejado y de un color azul intenso. Como la cosa se entonaba
decidimos probar nuevos cebos en alguna caña suelta que sacamos fue del
cebadero.
Comenzamos también a recebar la zona al
ver que los peces estaban dando la cara, además de algo de engodo que aún
quedaba en los cubos, también utilizamos tacos de vaca que se deshacen muy
rápido emitiendo partículas y trabajando muy pronto, iban rociados con aceite
de pescado y un poco de pimentón para darle un toque especial, con una
comprobación en la orilla pudimos comprobar las burbujas que afloraban en la
superficie debido al aceite y esa mancha rojiza debida al pimentón, también
utilizamos algo de belachan y ajo. Tuvimos una doble picada que debido a un
fallo técnico por querer estar pendiente de más cosas de las debidas a la vez,
perdimos previo enredo de líneas a pocos metros de la orilla, tocaba arreglar
el desaguisado mientras permanecía una única caña en el agua y la dichosa e
incompresible fortuna quiso recompensarnos por el percance vivido y tuvimos que
sacar del agua la única caña superviviente pero esta vez por una buena causa,
el Capi se apuntaba una nueva captura, una común terca y batalladora que le
hizo bregar un buen rato hasta acercarla a la orilla.
El animal estaba muy
sano y con gran vitalidad, una vez fotografiada se cumplió con el innegociable
ritual de devolverla al agua y tocaba reponer fuerzas después de unas horas de
no parar, llevaba un tiempo rematándose a fuego lento un delicioso plato
Snowman que nos acompaña cada cierto tiempo en las sesiones de pesca, unos
deliciosos macarrones salvajes de la mano del Capi, la increíble mano culinaria
del club, y si no que se lo digan a Ouh-Yeah que no se queda tranquilo hasta
que ve la sartén vacía, esta vez le tocó perderse el probarlos pero no tardará
en tener nuevas oportunidades para redimirse, ¡¡oh nena sí!!. Rematamos la
jugada con unas patatas fritas mientras esperábamos que el cebo esparcido por
las inmediaciones del cebadero hiciera el efecto deseado y fuéramos agraciados
con nuevas picadas.
Por suerte no tuvo que
pasar mucho tiempo para que este deseo se tornase en feliz realidad, las
picadas seguían produciéndose a buen ritmo y contábamos ya en nuestro haber con
numerosas capturas, una de ellas fue esta preciosa común que realizó una
arrancada espectacular, casi se queda el carrete sin hilo, bastante castigado
por roturas en sesiones anteriores y yo sin dientes por un mal amago de querer
acariciar el suelo plagado de piedras, al final sólo quedo en un ligero
deslizamiento cual practicante de snowboard y también resultó que ese pez que
se intuía de un peso considerable se trataba de un pez menor que simplemente se
mostró más bravío de lo que cabría pensar a tenor de su envergadura, no era la
captura esperada pero menos da una piedra y tampoco se puede exigir demasiado a
escenarios que no cuentan con habitantes demasiado contundentes. Nuestra amiga
sucumbió a un chato’baits de PH acompañado de un flotante de StarBaits de
algas.
Afrontábamos ya los
últimos instantes a pie de orilla y aún queríamos redondear la jornada, después
de unos instantes sin noticias del pez y habiendo caído alguna que otra gota de
agua entremedias, volvimos a pillar un claro y el Capi sumó una nueva pieza al
zurrón particular, nuevamente el maíz flotante de piña le brindaba la
oportunidad de aumentar el casillero de capturas al pelear con otro digno
ejemplar, si bien no son enormes no menos cierto es que tiran de lo lindo y
dejan muy cara su derrota, tras unos instantes de bonita lucha el pez llegó
hasta la moqueta sin ofrecer más pelea después de una extenuante contienda, tras
la fotografía tocaba reponer cebo y resguardarse pues venía un cielo negro como
el tizón que era iluminado por algún que otro relámpago que avisaba de la
tormenta lejana que atizaba en el horizonte.
Fue la señal definitiva
de que llegaba la hora de levantar el campamento pues el oraje se ponía rebelde
y nada halagüeño, mientras recogíamos los equipos el Capi redondeo la sesión
con una nueva captura de porte similar a las que habían salido hasta el
momento, una común que se zampó un pop-ups de coco del que no dejo ni el tope
en el hair, así se puso fin a una sesión que terminó con más capturas de las
esperadas por escenario y condiciones meteorológicas pero que no hace más que
reafirmar la nítida obviedad de que la pesca nunca dejara de sorprendernos y a
cada paso andado más y más largo se hace el camino a recorrer. En un parón
donde dejó de llover, instante en el que pudimos capturar la siempre gustosa
estampa del arcoíris, cargamos los trastos en el coche y emprendimos el viaje
de vuelta a casa mientras el lugar oscurecía repentinamente, todo el viaje de
vuelta fue realizado bajo una llovizna de órdago que refrendó la buena elección
de recoger todo antes de que nos pillase el toro, así damos por concluida esta
sesión y os emplazamos a la siguiente, hasta la próxima amigos de Snowman.
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