jueves, 18 de abril de 2013

Y POR FIN LLEGÓ EL CALOR….


Hacía tiempo que varios compañeros tratábamos de cuadrar las agendas para poder echar un día a pie de orilla y después de varios intentos fallidos pudimos reunirnos el pasado Sábado 13 de Abril. Bien temprano estábamos ya en pie y rumbo hacía la orilla, primeramente hicimos un alto en el camino para reunirnos todos y tomarnos un café, cumplido el trámite, derechos al charco.

A diferencia de semanas atrás y el predominante mal tiempo, en esta ocasión tendríamos un día de bastante bochorno, incomodo en ciertos momentos que hacía inevitable resguardarse entre los árboles aprovechando el cobijo que nos brindaban. Para esta salida contábamos con la presencia de José Luis y familia, Miguel, Miguelin, Chato y familia, el Capi, y ya por último, el que escribe estas líneas, habíamos elegido una recula que frecuentamos debido por un lado a la generosa explanada de la que disponíamos para estar desahogados y por otro lado a la actividad del pez percibida durante la semana y además que a diferencia de otros años estaba bastante cargada de agua.


Conocíamos la zona y sus características por lo que no tuvimos que perder mucho tiempo en estudiar y sondear el lugar, cebamos ligeramente con semillas, tacos y algunas bolas para seguidamente montar los equipos y esperar acontecimientos, en el peor de los casos volvería a ser un día extraordinario rodeado de gente increíble, aire fresco y ricos guisos, así que no se pone uno muy nervioso precisamente esperando picadas.

Abarcamos bastante espacio al ser tantas personas, lo que nos permitía probar en la zona cebos variados, de rápida y lenta disolución, buscar una profundidad u otra, jugar con los colores o el mayor o menor levantamiento de los cebos respecto del fondo, en definitiva, intentar sacar conclusiones en la búsqueda de descubrir a que prefieren sucumbir las amigas del lugar, encomienda aparentemente sencilla en la teoría y retornada en la práctica como una espinosa y ardua tarea.


En Cuanto al cebo, queríamos probar una serie de boilies caseros que estamos testando en diferentes lugares para sacar conclusiones, lo que te permite incorporar y eliminar elementos hasta dejarlos en el punto que nos agrada, también utilizamos pellets de varios tipos, el siempre efectivo grano de maíz también tuvo un hueco en la sesión, también decir que otros compañeros querían tentar al Channel Catfish y eligieron otro tipo de cebos intentando que algún ejemplar de buen tamaño se decidiera por tomar el engaño.


El día estaba estupendo y la temperatura era magnifica, los saltos se sucedían mientras ultimábamos los detalles pendientes de nuestros montajes, algunos se decantaron por montajes simples, otros por nuestro querido Winnie de Pooh para los pop-ups, (os instó a que lo probéis si no lo habéis hecho ya pues es un montaje muy efectivo que seguro que os gusta, como hemos señalado en otras ocasiones no tiene mucha complicación, un anzuelo pequeño y algo curvo, una anilla para colocar el boilie ayudado de una gomilla, un trozo de monofilamento etc, un tope para que no se salga del anzuelo, la altura del citado tope en el anzuelo marcará el mayor o menor movimiento que pueda tener, el termoreducible con la forma curva, tan sencillo como enrollar el bajo en un corcho y aplicar calor y ya por último un plomo pequeño al final del termoreducible para una perfecta presentación del montaje) unos lo acompañaban solo de alguna malla de pva y otros se decantaban por utilizar engodo, micropellets etc.


En poco tiempo ya estaba el campamento base en pie y todas las cañas en el agua, en el horizonte nos esperaba para la hora de comer un exquisito arroz con pollo, aprovechando los víveres que nos ofrece la naturaleza consideramos que  un condimento que le daría muy buen toque al guiso sería unos cardillos, mientras arreglábamos un buen manojo que había recolectado el Chato en un periquete, empezamos a tener las primeras picadas del día, se trataban de pequeños ejemplares de carpa y barbo, pero Miguelillo disfrutaba como un crio sacando pez tras pez, enseguida lo nombramos encargado de la retahíla de cañas que había en la orilla, cargo que asumió gustosamente.



El sol no daba tregua, cada minuto transcurría con mayor viveza en su calor, resultaba sofocante y había que ir paulatinamente quitándose capas de ropa, habían pasado ya unas horas desde que comenzó nuestra sesión, las picadas continuaban, Miguelin seguía con tarea y el Capi ya había empezado con los preparativos de nuestras queridas e insustituibles Gachas.


Resulta muy interesante contemplar la vida y movimiento que se despierta en esta época del año, no solo los molestos mosquitos con sus continuos bombardeos hacía nuestra persona, también vemos las orillas recorridas por alevines o pequeños peces, aves, anfibios y un largo etc, que en ocasiones tenemos la fortuna de poder inmortalizarlos como fue en éste caso.


Hasta el momento eran múltiples las capturas que contábamos en nuestro haber, pero tan numerosas como de escaso peso, seguíamos esperando la clavada de algún buen ejemplar, mientras tanto Miguelin seguían sumando fotografías en su álbum de capturas.


 Mientras se terminaban de hacer las Gachas disfrutábamos de un piscolabis acompañado de un buen refresco, no hacía mucho tiempo que se había incorporado el padre del Chato, tipo agradable y dicharachero que consciente de las penurias que pasamos a pie de orilla siempre tiene a bien amenizar el sufrimiento con algún rico bocado, en esta ocasión tocó un espléndido Tiznao y unos caracoles, ¡¡cómo nos estábamos poniendo!!





Casi sin darnos cuenta se estaba pasando la mañana y lo estábamos pasando en grande, fue entonces cuando el Capi nos llamó a filas, las Gachas nos esperaban en el centro de la mesa, cada uno saco su kit de buen pescador Snowman, Cuchillo-Cuchara-Tenedor, y a darle caña a las gachas que frías no están buenas.


La pesca que entraba era menuda y la grande se hacía de rogar, como contábamos con un hurguillas inquieto entre nosotros, decidimos montarle una caña con un anzuelo muy pequeño y una boya para que desfogase y no quisiera cambiar los montajes cada 2 minutos, cebamos con algo de engodo y unos granos de maíz con la ayuda de un tirachinas y en poco tiempo enlazó picada tras picada, alternaba pequeños barbos con carpas y hasta algún que otro Channel.

Tal era el éxito en capturas que estaba teniendo nuestro amigo que en un soplo agotó todas las lombrices que había logrado coger, así que tuvo que echar mano de los granos de maíz para continuar con la racha triunfal, que a pesar de cambiar de cebo no se vio disminuida y siguió haciéndolo disfrutar de lo lindo, en ese momento la pesca menuda estaba que bullía, continuos saltos y movimientos en el agua daban fe de ello.


Como Miguelin era el que más escama estaba tocando, más de uno se apuntó a sentarse un rato a relevarle para que descansase de tanto traqueteo de sacar peces, coyuntura que aprovecharon para mandarlo en busca y captura del cebo estrella de la sesión, unas cuantas lombrices.


Así llegamos a la hora de comer, nuestro arroz con pollo estaba humeando en solitario en la mesa, y es que minutos antes mientras preparábamos todo una de las alarmas del Chato sonó con vehemencia repetidamente, durante unos instantes se hizo él silencio y nos quedamos reparados, la centralita del amigo indicaba que la caña agraciada con la picada se trataba de una que buscaba al Channel Catfish, con un bajo fuerte, un gran anzuelo y una bola casera enorme de hígado con su correspondiente remojo, la fuerza de la picada nos llevó a pensar que después de tanto pez pequeño por fin había llegado el momento de sacar una gran captura y tras la línea se escondería un magnífico ejemplar. Apresuradamente corrimos hasta las cañas mientras el Chato realizó la clavada, las sensaciones eran buenas, el pez estaba tras la línea y se notaba que tenía peso, tras unos minutos de batalla el pez estaba próximo a la orilla y comenzamos a ver su silueta, fue entonces cuando nos llevamos toda una sorpresa, a nuestro amigo no le había picado ningún Channel, se trataba de un Lucio, era una buena pieza pero quedamos algo desencantados pues estábamos esperanzados en lograr capturar un Channel Catfish de gran tamaño, y la situación que teníamos era cuanto menos curiosa e inusual.






Después de fotografiarnos con la pieza tocaba emplearse en el arroz mientras comentábamos lo sucedido, en poco tiempo y cucharada a cucharada fuimos haciendo mella en la sartén hasta dejarla en niveles mínimos, una vez más y para nuestras alegría el Capi seguía con su tendencia al éxito culinario, es muy culpable de que estemos de tan buen ver.

Una vez finalizada la comida era la hora del postre, había donde elegir, café, batidos, Cola Cao,  pasteles, y una sorpresa para esta ocasión, un increíble Flan casero que tenía una pinta tan maravillosa que tuvimos que hacer un esfuerzo titánico para esperar a fotografiarlo y no hincarle la cuchara por el camino, estaba bárbaro.

Recobradas las fuerzas y mientras algunos aún se relamían cuchara en mano, era la hora de pasear para bajar lo engullido, para reposar la cabeza sobre la silla y descansar los ojos, o para ponerse manos a la obra y seguir pescando, esto último fue lo que decidió hacer Miguelin quien saco una de sus cañas para cambiar cebo e intentarlo con unos pellets pringosos y olorosos, aquí lo tenemos mostrándonos orgulloso su montaje.


Afrontábamos las últimas horas de la tarde, seguíamos con multitud de picadas pero nos manteníamos estancados en el peso, apenas sobrepasaban los 2kg las capturas más grandes sacadas y se agotaba el tiempo para revertir la situación.






El reloj prosiguió inexorablemente marcando las horas y las capturas seguían dándose con relativa asiduidad, sin perder la esperanza cada vez veíamos más lejana la posibilidad de capturar algún ejemplar de mayor peso a los obtenidos hasta el momento, aunque seguíamos intentándolo, por las experiencias ya vividas, en nuestro fuero interno sabíamos que la cosa no tenía mucha pinta de cambiar.




Empezó a caer la noche sobre nosotros dejando un paisaje increíble, eran ya muchas horas las que llevábamos a pie de cañón, la temperatura por fin nos daba una tregua y era de lo más agradable pues corría una brisa muy aliviadora después de la tarde tan sofocante sufrida, a pesar de ser cuando mejor estábamos y de buena gana nos habríamos quedado mucho más tiempo, era el momento de recoger y volver a casa, aún nos quedaban bastantes kilómetros por recorrer y el cansancio ya era patente, así que dimos por concluida esta sensacional jornada, en esta ocasión sacamos muchos peces pero la suerte fue esquiva y no pudimos hacernos con ningún gran ejemplar, lejos de desanimarnos supondrá una más que bienvenida excusa para volver a reunirnos e intentarlo nuevamente, lo pasamos de fábula y es un gustazo poder formar parte de estas escapadas con gente tan extraordinaria, hasta la próxima……..


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