miércoles, 24 de abril de 2013

NUEVA JORNADA DE PESCA…..


En apenas una semana y si no sucede alguna catástrofe, cruzamos raudos los dedos, tendrá lugar el segundo concurso del club en lo que va de año, que mejor excusa estos días previos que proponer bajo el ánimo de supervisar equipo, probar cebos, realizar acopio de montajes, nuevas sesiones de pesca. Como llevamos alguna que otra jornada con su correspondiente cúmulo de kilómetros a las espaldas en las últimas semanas, decidimos el Capi y un servidor que para esta salida no nos desplazaríamos muy lejos y tentaríamos a los peces de la zona durante unas horas, el guerrillero Scooby también tendría a bien apuntarse, éramos sabedores que las capturas no supondrían la consecución de un nuevo records personal, pero en muchas ocasiones apetece tener una sesión de disfrute con múltiples capturas aunque no sean de un tamaño considerable (parece que solo hay que salir a pescar si vamos en busca de ejemplares de más de 15 kilos), y ésta era una de ellas.


Elegido el puesto el día de antes previo pateo de orilla y ojeo de la zona, decidimos que tocaría madrugar para asegurar el sitio, daba la circunstancia que el lugar no tenía muy buenos puntos para estar cómodos y buscar parapetarse del poderoso sol que nos rondaría buena parte del día, la orilla estaba muy limitada debido al enorme caudal de agua acumulado por las pasadas lluvias, con zonas inundadas y orillas con gran maleza no había muchas opciones.


 Aún no había amanecido cuando ya estábamos comprobando la temperatura del agua e intentando percibir signos de actividad en ella. Rápidamente pusimos a trabajar al barco cebador que a base de viajes cebó la zona previamente sondeada en un periquete, contábamos con profundidades comprendidas entre los 4 y 8 metros que fuimos probando para saber en cuál se movía mejor el pez, para el grueso del cebado nos decantamos por productos que se deshacen rápidamente y que trabajan enseguida que entran en contacto con el agua, por ello preparamos un cubo con una mezcla de frolic’s y pellets de diferentes tamaños y aromas para jugar con los tiempos de disolución, añadimos algo de semilla, boilies troceados y pequeños tacos normales de vaca y otros de leche.  
Terminada la tarea tocaba montar trípodes y cañas y colocarles los montajes ya preparados instantes antes, para seguidamente lanzarlos al agua y esperar a que aconteciera alguna picada. Para el cebo de anzuelo decidimos seguir probando las bolas caseras del amigo Chato que son una maravilla, unas bolas totalmente naturales y colmadas de semillas, a nuestra disposición un amplio abanico de posibilidades donde elegir, entre otros, cangrejo, pescado, piña y cangrejo, banana, mantequilla, coco, también quisimos probar con la Piña y Ácido Butírico de Carpzone, el Frolic y el M1 de SBS, según los resultados así obraríamos de una forma u otra.



 El día estaba soleado y despejado pero se levantó un aire fresco que sentado en la silla te dejaba aterido, pasaban los minutos y a pesar de los continuos saltos los peces no tomaban nuestros cebos, fue sin echar cuentas y atendiendo otros menesteres cuando una de las alarmas se arrancó a sonar,  la concomitancia de varios infortunios casi provoca la pérdida de la pieza por incomparecencia, pero finalmente pudimos llegar a la caña y hacernos con ella, a pesar del tirón inicial se trataba de un ejemplar de pequeño tamaño. Tuvimos que esperar un buen rato para apuntar la segunda captura en nuestro casillero, el zumbido del  insistente y por momentos molesto viento se mezcló con el sonido de una alarma, otra carpa de similares características a la anterior llegó a la moqueta.



Se acercaba la hora de almorzar y a la llamada del Capi Scooby enseguida se apresuró a llegar a la mesa para estar muy atento al menú, podía elegir entre unos filetes de lomo, una tortilla de cebolla o unas tiras de beicon, en cuanto a picadas de peces seguíamos sin novedades, así que nos tocó picar a nosotros que tampoco nos disgusta la idea.


Mientras terminábamos el bocado a nuestras espaldas los saltos se sucedían sin descanso, el embalse rebosaba vida por todos los costados, el pez estaba a lo que estaba y no prestaba gran atención a nuestros cebos, estaban demasiado reticentes, aunque no caíamos en el desánimo y seguíamos intentándolo y recebando para llamar su atención.



Se aproximaba el mediodía y a pesar de los múltiples intentos no conseguíamos nuevas capturas, habíamos probado con diferentes cebos y montajes y nada de nada, decidimos pues quemar el último cartucho y utilizar un cebo universal y más que aceptado por el pez de la zona, hablamos del maíz, sacamos las cañas y utilizamos este efectivo grano, en una de las cañas mantuvimos la bola de cangrejo casera que había dado las picadas obtenidas hasta el momento,  la acompañamos de unos cuantos boilies troceados con el cutter.


Mientras cambiábamos el cebo de nuestras cañas con diferentes ristras de maíz de variados aromas, fresa, vainilla tuti etc, preparamos también unas cuantas bolas de engodo para esparcir por el cebadero con la intención de crear una respuesta positiva del pez hacia nuestros cebos y tentarlos a hacerlos venir, para el maíz también empleamos los polvos 3 en 1 de SBS para potenciar el cebo y dotarlo de mayor color y un atrayente desprendimiento de partículas olorosas.


Llegados a éste punto, solo quedaba esperar a que funcionase la jugada y cambiase la situación, de repente y no habiendo pasado mucho tiempo una de las alarmas nos indicó la existencia de una nueva picada, el Capi corrido hacia las cañas para clavar el pez y hacerse con la pieza, la casualidad hizo que la picada se produjese en la caña que estaba rodeada de obstáculos y mucha maleza, como buenamente pudo hizo gala de un increíble efugio para salir con éxito del apuro y sortear los atranques, resuelta la contingencia acercó el pez hasta la sacadera, se trataba una vez más de una pequeña carpa que dio toda la guerra que pudo y nosotros que se lo agradecemos, una vez curada de nuevo al agua, sin tiempo para reponer el cebo de la caña tuvimos otra picada que logre clavar y llevar hasta la orilla, otra carpa más, en pocos minutos habíamos igualado lo vivido durante la mañana.


Una vez repuestos los cebos y las cañas nuevamente lanzadas al agua tocaba refrescarse, el sol estaba atizando de lo lindo y el aire disminuyó considerablemente, fue cuando aprovechamos para degustar un espléndido Ajoblanco que en días de altas temperaturas sienta de muerte.



Una vez recuperadas las fuerzas continuamos atendiendo nuevas picadas, algunas de ellas lograban zafarse y escapar, otras en cambio conseguíamos hacerlas llegar hasta la sacadera e ir incrementando nuestro número de capturas, ya sí que podíamos decir con motivo y razón que el cambio de cebo había sido acertado y estaba dando sus frutos.


La tarde empezaba a animarse pues las capturas se sucedían, en ocasiones  eran tan consecutivas que en varios momentos tuvimos varias cañas fuera al mismo tiempo, lo que se nos resistía era la fotografía con un ejemplar de mayor peso, pero no perdíamos las esperanzas pues haberlas haylas.


Había mucho movimiento por la zona, pequeños peces removiéndose por la orilla, pájaros revoloteando por los alrededores, los mosquitos infatigables en busca de su botín y las carpas seguían a lo suyo con sus saltos, sin quererlo mientras estaba con la cámara en la mano inmortalizando el paisaje, caí en el detalle revisando la fotografía hecha, que había capturado el momento de comienzo de un salto y asomaba del agua medio cuerpo de una carpa, sin duda una estampa tan curiosa como fortuita.


La tarde seguía dándonos capturas tras capturas y el barco proseguía acumulando viajes y gastando baterías, el maíz se mantenía como cebo triunfador untado en su polvo que tan buen color estaba aportando al agua en el trascurso de su recorrido hasta llegar a los puntos grabados donde estaban lanzadas nuestras cañas.


Mientras nos entreteníamos comiendo unas pipas y disfrutando del día, sacamos las que serían a posteriori las dos últimas capturas de la jornada, a pesar de quedar un par de horas hasta que se ocultase el sol no logramos tener más picadas, se levantó nuevamente el aire frío que tuvimos en la mañana y el pez se desactivó notablemente, viendo la falta de picadas y como se estaba poniendo la situación con el aire de cara sabíamos que no tardaríamos en recoger.

Paulatinamente el paisaje se tornaba más oscuro, seguíamos sin picadas y con el incómodo aire, definitivamente habíamos agotado la tarde y muy pronto caería sobre nosotros la noche por lo que comenzamos a recoger parte del equipo aguantando solamente las cañas en pro de una de esas picadas de última hora, no tuvimos la fortuna de que se produjera pero el día se había dado bastante aceptable y habíamos pasado un buen rato, así que en esta ocasión la moneda se volcó del lado de la cara y nos fuimos con un muy buen sabor de boca, hace mucho tiempo que no contábamos con la falta del bullicio de más compañero en una sesión y se hizo extraño por momentos tanta tranquilidad, sosiego y apaciguamiento, pero se disfrutó al máximo y hay tiempo para todo. No quería terminar sin mostraros un pequeño vídeo que grabe, como sabéis estamos en pleno momento de la freza o desove, el acto de verter los huevos y esperma por los peces y anfibios en su ambiente, son instantes de mucho movimiento en el agua y gran cantidad de saltos, si te sientas y observas durante un instante se puede apreciar el constante movimiento en el agua, como se frotan en la superficie y sobresalen los cuerpos de los peces a la par que se producen una enorme cantidad de saltos, pues en plena jornada de pesca es de lo que pude disfrutar y quería compartirlo con vosotros en estos pequeños vídeos, saludos y hasta la próxima…..







Si no veis el vídeo con mucha nitidez, podéis verlo algo mejor aquí;


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