lunes, 22 de octubre de 2012

BARBOS (los reyes del río)

Deseando… ¡deseando! Estábamos todos los pescadores que llegara el otoño, que trajera lluvias, que bajaran las temperaturas, que se estabilizase la meteorología, que aumentara la actividad del barbo. Sí, no podemos negar que uno de nuestros mayores intereses tras la llegada del otoño es, el dedicar unas sesiones tras estos magníficos, astutos y desconfiados ciprínido, que por desgracia no abundan tanto como nos gustaría.
El otoño a llegado, bueno, estamos casi a la mitad y salvo las lluvias torrenciales de principios del mes de octubre, el resto a sido una especie de últimos días de verano, pero como dice el refrán, “El tiempo no se lo come el lobo”, aunque sin más lluvias por esta región, el frío se ha instalado de repente e invita a ir en busca del “torpedo plateado”.
Con la idea de capturar alguno de estos esquivos peces, hemos estado en una zona de reciente inundación generada por las lluvias de principios de mes, y en la que en otras ocasiones nos hemos dado cita con la misma intención. Desgraciadamente el año pasado no tuvimos la posibilidad de tentar a estos reyes del río debido a la escasez de lluvias que sufrimos, pero este año la cosa ha cambiado y la zona en cuestión presenta un aspecto impresionante.
Como siempre, la estrategia en estas zonas es la de pescar al spot con muy poco cebado, ya que son áreas que han quedado anegadas en poco tiempo y los peces las visitan asiduamente para alimentarse de los anélidos, crustáceos e insectos que hayan sido sorprendidos por la inundación. Lo más sensato en estas condiciones y situaciones es pescar con cebo natural, pero teníamos el compromiso de pescar con los cebos que elabora el compañero del club José Miguel (Chato), de los que hay que reconocer que nos han dado muy buenos resultados allá por donde los hemos probado. (Sinceramente, yo no tenia mucha confianza en que fueran a funcionar en estas condiciones).
La estrategia estaba clara, y el cebo también, boilies de piña y cangrejo hechos a mano por el compañero Chato, así que ahora tocaba la delicada decisión de seleccionar el punto donde posicionaríamos los montajes, pues la gran cantidad de arbustos que habían quedado sumergidos, los troncos que habían sido arrastrados y los grandes cantos rodados que ostenta la zona, hacen que el lance de la caña tome un cariz particularmente singular y resolutivo en el devenir de la sesión.
La sesión transcurría entre picadas de pequeñas carpas, hasta que un bip de una alarma seguido de una incesante carrera delataba la posible picada de un barbo. Rápidamente clavada y parada en seco del pez que había conseguido alejarse varias decenas de metros desde el punto de la picada, y teniendo en cuenta la enorme posibilidad que hay que el pez encuentre una cobertura, la situación se ponía complicada. En los primeros metros de recogida de línea, el pez ya había delatado a que especie pertenecía, sin duda alguna se trataba de un barbo y parecía tener un buen porte.
Tras conseguir acercar el pez sin haberle dejado la posibilidad de meterse en ningún arbusto o roca por el camino, empieza la auténtica pelea del rey del río, varias potentes carreras hacia un lado y otro, siempre en dirección a zonas abiertas, hasta quedar rendido por la frenética lucha y entrar mánsamente en la sacadera.
Sobre la moqueta reposa un extraordinario barbo sano, fuerte y estilizado  de más de 8kg, verdaderamente un ejemplar magnífico para estas aguas.
 
¡¡Enhorabuena Chato!!

2 comentarios:

  1. El que sabe, sabe.

    Muy buen artículo Ruta, mama como van las bolas de mi chato!!!!!, enhorabuena por la captura.

    ResponderEliminar
  2. Enhorabuena José Luis por este gran barbo, es un magnífico ejemplar.
    Los barbos te dan jornadas increíbles con esas carreras y esa primera lucha. Un magnífico pez

    ResponderEliminar